De la LCR al NPA

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Esta contribución ha sido escrita en el marco de la preparación del próximo congreso de la Ligue Communiste Révolutionnaire (LCR), a finales de enero de 2009, que tiene en el orden del día su “autodisolución” política, su “superación” en el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA). Escrito por militantes de la generación de los años 1960-1970, se dirige por tanto a los miembros de la LCR, pero puede interesar a muchos otros.

Durante 20, 30, 40 años, hemos construido la LCR. Participamos hoy plenamente en el proceso constituyente del NPA. Si podemos abordar serenamente este nuevo desafío es gracias, y no a pesar, a lo que la Liga ha realizado en estos últimos años. Es un cambio profundo: la decisión de la LCR de disolverse para superarse es un hecho bastante excepcional en la historia del movimiento obrero francés.

Si podemos aceptar el riesgo que supone, es porque no partimos de nada. No es por azar si, en la izquierda revolucionaria francesa e incluso internacional, es la LCR la que toma una iniciativa así. Es porque somos producto de una cierta historia del movimiento revolucionario, de una fusión entre una corriente del trotskismo y la radicalizacion de la juventud en los años 1960. Somos una corriente marxista revolucionaria no dogmática que ha sabido preservar elementos de continuidad fundamentales en la historia del movimiento obrero, particularmente respecto a la socialdemocracia y el estalinismo: la defensa de un programa de reivindicaciones inmediatas y transitorias hacia el socialismo; una política de frente único que tiene por objetivo la movilización de masas de los trabajadores y de sus organizaciones; una política de unidad y de independencia de clase en el rechazo a toda alianza estratégica con las burguesías nacionales; el rechazo, en los países capitalistas avanzados a toda participación en gobiernos de gestión del estado y de la economía capitalista; y un internacionalismo sin fisuras.

A diferencia de otras corrientes, nos hemos esforzado por incorporar a nuestra herencia política los cambios del capitalismo de la posguerra, una solidaridad fuerte con las revoluciones coloniales y los movimientos antiburocráticos en el Este, el análisis de nuevos movimientos sociales como el movimiento de mujeres, la toma de conciencia hoy ecosocialista frente a la crisis ecológica, y sobre todo, una reflexión y un enriquecimiento de uno de los puntos clave de nuestro programa: la democracia socialista.

Es una característica particular de la LCR. No solo se ha inscrito en la continuidad de la lucha de la Oposición de Izquierdas al estalinismo, sino que, a diferencia de la mayor parte de las corrientes de la izquierda revolucionaria en Francia y en muchos países, ha sabido mantener los principios y las modalidades prácticas de una organización y de un funcionamiento democrático y pluralista. Esta sensibilidad y un funcionamiento interno democrático y pluralista le han permitido acoger a lo largo de su historia una serie de corrientes o de organizaciones provenientes de orígenes y culturas diversas. Y la han preparado para construir con otros y a atreverse a superarse.

Sí, el NPA es el resultado del trabajo político de estos últimos años, particularmente de nuestra contribución a la renovación de los movimientos sociales y al éxito de las dos campañas presidenciales de 2002 y 2007, alrededor de la candidatura de Olivier Besancenot. Pero es una idea que viene de lejos.

Desde comienzos de los años 1990, el hundimiento de la URSS y de los países del Este combinado a la globalización capitalista neoliberal ha cerrado un ciclo histórico y ha inaugurado uno nuevo. “Nueva época, nuevo programa, nuevo partido”: este tríptico debía constituir el marco de una reflexión sobre el nuevo período histórico. Nuevos parámetros iban a determinar la acción política. Divisiones que habían separado a múltiples corrientes revolucionarias o anticapitalistas salidas de los siglos XIX y XX podían ser salvadas.

Por supuesto, hemos dudado sobre estas nuevas formas de organizaciones, sus características, sus delimitaciones, su dinámica. Pero la cuestión está planteada, tanto en el plano internacional como nacional. En el plano internacional, hemos tomado iniciativas a través de conferencias internacionales y conocido una serie de experiencias, cada una de ellas con sus especificidades: el PSOL en Brasil tras la experiencia del PT, Sinistra Crítica en Italia, tras la experiencia de Refundación comunista, Respect en Gran Bretaña y el SSP en Escocia antes de sus rupturas, el Bloque de Izquierdas en Portugal, la Alianza roja y verde en Dinamarca.

En todo este proceso, se han operado clarificaciones, particularmente sobre la cuestión de la relación con la cuestión del poder y de la participación o no en gobiernos con el centro izquierda o el social-liberalismo. Son estas cuestiones las que estuvieron en el origen de las rupturas del PSOL con el PT y de Sinistra Critica con Refundación comunista. Es también la razón de nuestras diferencias con la dirección de Die Linke que se pronuncia por alianzas parlamentarias y gubernamentales con la socialdemocracia.

El NPA tendrá sus delimitaciones políticas fundamentales. Sus textos preparatorios recuperan referencias fuertes: la lucha de clases y el apoyo a todas las luchas de los explotados y de los oprimidos, la unidad de acción de los trabajadores y de sus organizaciones, la ruptura con el sistema capitalista, un proyecto ecosocialista, el rechazo a toda política de gestión de la economía y de los ejecutivos centrales de las instituciones capitalistas, la lucha por un gobierno de los trabajadores, la transformación revolucionaria de la sociedad, la democracia socialista, un programa y una práctica internacionalistas. Por supuesto, permanecerán abiertas una serie de cuestiones: sobre el tipo de revoluciones en el siglo XIX, sobre los problemas de la transición al socialismo y sobre muchas otras cuestiones, para reformular el proyecto socialista y comunista. Pero no partimos de cero. El NPA definirá colectivamente sus propias posiciones sobre la base de nuevas experiencias comunes.

No se trata pues de construir una LCR con nuevo aspecto. Queremos construir no solo un partido más amplio, sino un partido que sea una nueva realidad social y política. Será pluralista. Tomará lo mejor de todas las tradiciones revolucionarias del movimiento obrero y de otros movimientos como los ecosocialistas. Su objetivo, es reunir a todos los anticapitalistas.

El NPA será una organización internacionalista, definiendo su propia política internacional. No será la sección de la IV Internacional (que constituye una corriente política internacional específica). Partido pluralista, el NPA no puede afiliarse a ella. El proceso de construcción de una nueva internacional – que ha sido siempre y sigue siendo nuestro objetivo – será largo y complejo. Teniendo en cuenta la desincronización entre la construcción de formaciones anticapitalistas y la de un nuevo reagrupamiento internacional, como los estatutos de la IV lo permiten, seguimos siendo militantes de la IV Internacional ligados con los compañeros de la LCR elegidos en sus instancias. Dado el lugar de la Liga en la IV, proponemos que el NPA garantice la continuidad de una serie de tareas que la LCR asumía.

Estamos también bastante orgullosos de haber transmitido, sin las convulsiones y crisis de sucesión que conocen la mayor parte de los partidos, a una nueva generación, no solo una parte de la herencia política sino también las responsabilidades de dirección. Entre los viejos, los jóvenes y los menos jóvenes, el mérito de ello está equitativamente compartido. Pero en el momento en que la LCR va a fundirse en el NPA llamamos muy en particular a la responsabilidad de todos sus militantes. Su experiencia, su formación, son indispensables en la construcción del NPA. Son una de las condiciones de su éxito, de una síntesis exitosa entre lo nuevo y lo antiguo. Todos deben pues comprometerse a fondo, igual que nosotros hemos decidido hacerlo. No lo ocultamos, será un excelente ejercicio aprender a hablar a medios más amplios, cuidar el vocabulario, saber escuchar y respetar a los demás, aprender de ellos sin subestimar lo que podemos nosotros mismos aportarles.

Tras el congreso de fundación del NPA, el conjunto de compañeros y compañeras salidos de la LCR deben pues encontrar su lugar para contribuir a construir esta nueva herramienta por la que hemos peleado durante decenios.

15 de diciembre de 2008
www.danielbensaid.org

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