Ya pasó casi un año desde la victoria de Lula en la elección presidencial del 2002. Si una mayoría aplastante de la población todavía considera a este gobierno como suyo, al mismo tiempo, considera cada vez menos que la política que se lleva a cabo sea como suya.
Desde la campaña presidencial del 2002, a través de la “Carta a todos los Brasileños”, Lula se comprometió con los mercados, el Fondo Monetario Internacional y los Estados Unidos. Desde la formación del gobierno, este compromiso fue confirmado por la nominación a la cabeza del Banco Central del antiguo director del Banco de Boston y por la nominación al Ministerio de Economía y de Finanzas de un equipo más liberal que social. El discurso oficial es claro: en principio, dominar la inflación y asegurar los mercados. Luego, solamente, según una formula involuntariamente humorística del presidente Lula, “el espectáculo del crecimiento iba a comenzar”.
A pesar del espectáculo anunciado, la economía brasileña se asfixió. La “transición” anunciada fue postergada para el día del juicio final. Invirtiendo la consigna de la campaña electoral, el sociólogo Francisco “Chico” de Oliveira estima que “el miedo le gana a la esperanza”. Para atraer las inversiones extranjeras, el gobierno se comprometió a pagar hasta el último centavo el servicio de la deuda.
Fijó tasas de interés astronómicas (superiores al 26%). Mantuvo el objetivo irracional de un excedente presupuestario de 4,5% en detrimento de los servicios y de la inversión pública, pero también de la inversión privada. En consecuencia, los gastos de inversión cayeron el 12% tan solo en el curso del primer semestre. El desempleo trepó y la situación del empleo en la región de San Pablo nunca fue tan mala desde 1995.
La reforma de las jubilaciónes (Previdencia), adoptada en agosto por el Parlamento, bajo la cobertura de una lucha contra los privilegios, se inscribe dócilmente en el cuadro exigido por el Banco Mundial y el modelo de reformas en curso en varios países del mundo. La reforma prolonga en siete años la duración de la cotización exigida a los empleados públicos, lo que significa una baja importante de las jubilaciones para la mayoría de los asalariados, particularmente para las mujeres, en razón de las interrupciones de la trayectoria laboral. La reforma abre, igualmente, la puerta a los fondos de pensión “públicos” cuya gestión será confiada a los bancos privados. También se encuentra bajo estudio la privatización parcial de los servicios públicos.
“Good Bye mister da Silva! Lula vuelve!”
Las primeras consecuencias visibles de este desastre son dobles. Por un lado, las reformas anunciadas se encuentran “espectacularmente” averiadas. La campaña “hambre cero” se tendría que haber inscripto en un proyecto social de conjunto incluyendo reforma fiscal, política de empleo, desarrollo de los servicios públicos; a falta de medios, esta se redujo a una campaña de caridad pública de mediocres resultados. Además, los créditos destinados a la reforma agraria, siempre anunciada como una prioridad del gobierno, son miserables.
Por otra parte, los signos de la desilusión y del descontento se multiplican en los movimientos sociales. En primer lugar, en los movimientos de empleados públicos victimas de la reforma de la Previdencia, que se movilizaron masivamente en julio-agosto, y cuya manifestación invadió el Parlamento durante el debate sobre dicha reforma. Se trata de un componente importante del electorado petista de las grandes ciudades, pero si el actual gobierno persiste en el curso actual, las elecciones municipales de fines del 2004 podrían saldarse con un voto castigo.
Desde el 1º de mayo, una serie de personalidades (entre los cuales se encontraban sacerdotes de San Pablo, figuras de la Teología de la Liberación o el cantor Chico Buarque), dirigieron una carta pública al gobierno para interpelarlo sobre el tema del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) creando un gran mercado latinoamericano dependiente de los Estados Unidos. El 30 de mayo, treinta diputados de los noventa que forman parte del grupo parlamentario del PT firmaron un texto criticando la política monetarista del Banco Central. El 10 de junio fue publicado un manifiesto de alarma firmado por un buen número de intelectuales prestigiosos, la mayor parte de los cuales son miembros o simpatizantes del PT. El 12 de junio, varias centenas de economistas conocidos publicaron una crítica a la política económica y financiera seguida por el gobierno. A inicios del mes de junio, el congreso de la Central Unica de Trabajadores (CUT, cuyo 80% de los 2 700 delegados pertenecen al PT o a partidos de la coalición gubernamental) traducía el malestar de numerosos responsables sindicales. La dirección de la CUT oponía al proyecto de reforma de la Previdencia tres enmiendas que no fueron integradas. El Congreso de la Unión Nacional de Estudiantes (UNE) testimoniaba el descontento a través de las corrientes de izquierda crítica. Las ocupaciones de tierra se triplicaron desde los inicios de año y los enfrentamientos se multiplicaron cotidianamente entre los Sin Tierra (MST) y las milicias “ruralistas” de los propietarios1.
Las críticas contra el gobierno son cada vez más numerosas pero en los sondeos de opinión Lula permanece en el cenit, cercano al 80% de opinión favorable. Una gran parte de la población trabajadora considera a este gobierno como suyo, pero cada vez es menor la cantidad de gente que considera su política como la suya. Algunas pancartas aparecidas en las manifestaciones de empleados públicos lo resumen bien: “Good bye mister da Silva! Lula, volvé!”
La política económica y social del gobierno es resultado de una apuesta de fondo. No habrá por consiguiente una reorientación significativa sin crisis y rupturas, en el PT, y en el seno del gobierno.
El “grupo de los 30” diputados críticos del partido se dividió durante el voto parlamentario sobre la Previdencia. Veinticuatro se resignaron a votar de manera positiva “por disciplina”, criticando el proyecto de ley. Siete se abstuvieron durante el voto final declarando que ellos no querían votar ni contra su partido ni contra su conciencia. Cuatro – entre los cuales estaba nuestro camarada Walter Pinheiro diputado de Bahía- votaron en contra. Tres de ellos están siendo excluidos y viendo la posibilidad de sumarse al PSTU para crear un nuevo partido. Nuestra camarada senadora Héloïsa Helena se encuentra igualmente bajo pena de ser excluida.
Un PT blairista versión bossa nova
El sentido de esta ofensiva disciplinaria, en detrimento del pluralismo que hace a la riqueza del PT, es claro: el partido debe elegir entre su rol de portavoz político de los movimientos sociales o el de correa de transmisión de las medidas gubernamentales en la sociedad.
El desafío es sobre el futuro de un partido “clasista”, expresión de una radicalización masiva de las luchas sociales desde fines de los años ‘70. Su transformación en “nuevo PT”, suerte de “tercera vía” blairista versión bossa nova, no se llevará a cabo durante los meses que viene sin resistencia del PT histórico. La política gubernamental constituye la mayor indisciplina en relación a las resoluciones del último Congreso del partido que tuvo lugar en diciembre del 2001. La cuestión brasileña ocupara por consiguiente un lugar central en los debates de la izquierda. En primer lugar, en América Latina: si, en los países más potentes del subcontinente, un gobierno de izquierda no puede hacer mejor cosa que someterse a las restricciones del FMI y del Banco Mundial ¿que conclusiones deberían sacar los movimientos populares en Ecuador, Bolivia, Uruguay, etc.? Sin embargo, es posible oponer a los acreedores internacionales y a los proyectos del ALCA un frente de países deudores junto con la Argentina y Venezuela.
Mientras tanto a nivel internacional, la social-democracia con falta de proyecto se apropia de la experiencia “lulista” para hacer de esto una bandera, oponiendo la sapiencia del paso de tortuga y las alianzas amplias del “modelo brasileño” con la fuga hacia adelante de la Unión Popular chilena que habría facilitado (!incluso provocado!) el golpe de Estado de Pinochet.
Si no hay un cambio de rumbo rápido y radical en Brasil, el desengaño será brutal.
Publicado en el semanario Rouge n° 2033, Francia, 2 octobre 1203.
Traducción de Ernesto Herrera
www.danielbensaid.org
Documents joints
- Una Coordinadora formada en agosto último entre diversos movimientos (Marcha mundial de las mujeres, el MST, la CUT, el movimiento estudiantil, asociaciones de desempleados y sin vivienda, diversos sindicatos y movimientos católicos así como artistas e intelectuales) propuso alternativas en relación a tres de las reformas propuestas por el gobierno: la seguridad social, el sistema fiscal y la educación. Esta Coordinación, también está comprometida en una campaña contra el ALCA, y en iniciativas contra el desempleo y por el derecho al empleo.